
Una vez que se ha completado una fase del tratamiento de ortodoncia, sigue existiendo un riesgo de recidiva (tendencia a que los dientes vuelvan a su posición original) debido a una serie de factores: el retroceso de las fibras periodontales, la presión de los tejidos blandos circundantes, la oclusión y el continuo crecimiento y desarrollo del paciente.
Mediante el uso de retenedores para mantener los dientes en su nueva posición durante un tiempo, las fibras periodontales circundantes se adaptan a los cambios en el hueso, lo que puede ayudar a minimizar cualquier cambio en la posición final de los dientes tras la finalización del tratamiento de ortodoncia.
Los elementos de los retenedores están constituidos por alambre metálico (cobre, níquel, titanio o una combinación), plástico o acrílico con hilo metálico.
Los retenedores pueden ser fijos o adheridos (alambre lingual), removibles (placa Hawley) o retenedores de plástico transparente tipo Essix.